Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.
Esto manda y enseña.
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 1 Timoteo 4:10-15
Al llegar a los pies de Cristo, nos convertimos inmediatamente en sus siervos, desempeñando así una función importante dentro del cuerpo de Cristo, toda vez que hemos sido llamados y apartados para ser unos colaboradores en dicho cuerpo y de esa forma, se cumpla el propósito de Dios en todas las vidas.
Entre tanto que hemos sido apartado para nuestro Rey, debemos ser ejemplo a todos los que nos rodean; cumpliendo su Palabra, guardando nuestra conducta, mostrando su amor, guiándonos en todo por su Santo Espíritu, viviendo por fe y en pureza todos los días de nuestra vida.
Quizás te preguntarás ¿qué tiene que ver esto con esperar en Dios?; pues déjame decirte que a causa de que has decidido hacer la voluntad de Dios y guardarte para Él, en este momento de tu vida estés sufriendo oprobio, o estés pasando por situaciones que de una u otra forma no traen paz a tu vida; por eso hoy te invito que en medio de tu circunstancia, la esperanza y confianza aún permanezcan en Rey de Reyes, esperando en Él, y sin dejar de hacer lo bueno, recto y perfecto delante de nuestro Dios.
Una de las mejores formas de esperar en Dios, es llenándote cada día de su Palabra; trabaja para Él llevando a otros al propósito a través de la exhortación y enseñanza basada en las Sagradas Escrituras; y de esta forma no descuidarás el don que Dios ha puesto en ti. Porque ocupándote de los asuntos del Reino y permaneciendo en Dios, le demostrarás a Dios que aún esperas en Él, y por ende su gloria se hará manifiesta en tu vida sin importar el tipo de desierto que estés viviendo; y todos los que te rodean sabrán que si sirve y hay aprovechamiento en trabajar para Dios.
Recuerda siempre servir a Dios no es una obligación, sino un privilegio; y que la mejor manera de esperar en Dios es sirviéndole.
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