Ver. 8. Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó.
Ver. 9. Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.
Ver. 10. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. 2 CORINTIOS 7:8-10
Cuando somos exhortados por Dios a través de las personas, o cuando afrontamos circunstancias difíciles de entender, se genera en nosotros una tristeza a causa de dichas situaciones, ya sea porque no fue de nuestro agrado lo que nos dijeron, hicieron, o lo que sucedió; y lo único que sabemos es que son momentos y cosas permitidas por Dios, y llegamos a reclamarle el ¿porqué? de tales adversidades, sin tener en cuenta que cada uno de los procesos a los que somos sometidos día tras día es para nuestro bienestar, el cual debe reflejarse con un arrepentimiento genuino y verdadero, volviéndonos a Dios como Él quiere y no a nuestra manera; porque cada tristeza en nuestra vida nos debe llevar a ese tipo de arrepentimiento que Dios desea, para que esas circunstancias que nos llevaron a dicha tristeza puedan cambiar a causa del cambio de la condición de nuestro corazón.
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